Situada en una planicie, su casco urbano sorprende por su diseño geométrico que data del siglo XV, cuando se convirtió en villa. Alberga casas señoriales con escudo y fecha en sus dinteles, con fachadas de caliza anaranjada de las cantera de Tamajón, en contraste con la Arquitectura Negra de la que es puerta de entrada.
Destacan la iglesia, románica en origen, que conserva el atrio y los canecillos; el interior es renacentista con la capilla de los Montúfar y el púlpito de Covarrubias. La casa del Marqués, el Palacio de los Mendoza, la plaza porticada, el convento franciscano y la fábrica de vidrio (ambos en ruinas) merecen una visita.
En su término están la Ermita de los Enebrales, la laguna de Cantarranas y las pedanías de Muriel, Almiruete (jardín), Palancares y Sacedoncillo (abandonado). Sus 170 vecinos celebran las Botargas y Mascaritas de Almiruete (sábado de carnaval), romería de la Virgen de Peñamira (último sábado de mayo), el Mercado medieval (datado en 1.259, que se celebra en mayo) y las fiestas patronales el 3er fin de semana agosto. Dispone de centro medico, farmacia, cajero, tienda, pan, bar, restaurantes y alojamientos
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